Mi vida como prisionero QUOTES: CLAUDIO NAREA DESCUBRE KISS, PÁGINA 16
Cuando cumplí los 12 años compré el primer disco de Led Zeppelin. Cuando llegué a casa lo escuché. No me gustó mucho. No estaba preparado para oírlo. Era una banda que se escuchaba mucho por esos días y yo pensé que me gustaría, pero no fue así. Solo me gustaron los temas rápidos, los blues me daban un sopor de espanto. Un día descubrí a la que se transformaría en mi banda favorita: Kiss. Los vi en el programa de televisión de Pirincho Cárcamo y me encantaron. Parecían de otro planeta. Sus disfraces, sus voces, cómo se movían en el escenario, todo eso me cautivó. Empecé a coleccionar las fotos que encontraba en diarios y revistas, las recortaba y las pegaba en una carpeta que fue creciendo con el tiempo. Un vecino me regaló un maquillaje blanco que alguna vez utilizó en teatro; con eso, más témpera negra, nos comenzamos a maquillar con mis amigos. Al principio me pinté de gato, pero luego me decidí por llevar la estrella negra de Paul Stanley; así salíamos a la calle a escandalizar y a tomarnos fotos. Más tarde nos fabricamos guitarras de cholguán, le pusimos cuerdas de lana y unos potenciómetros de tapa de témpera. Acabé comprando todos los casetes de la banda y un par de vinilos también. Era una locura, todo giraba en torno a Kiss. A la mitad de la gente de mi edad le gustaba Kiss; a la otra mitad, Queen. A mí me gustaba el grupo de Freeddy Mercury, inclusive escribí al club de fans en Inglaterra, pero mucho más me gustaba Kiss.
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